Hoy voy a hablar de clientes de otros negocios que no son informáticos. Estaba el otro día con un cliente que tiene un taller de coches, tratando de configurar el portátil que usan para diagnosticar a los coches modernos (por cierto otro día hablaré sobre estos softwares y los fabricantes de coches…) mientras estaba allí peleándome con el router, la compañía de telecomunicaciones, el SAT del concesionario, pude observar a varios clientes que entraban y comentaban sus problemas, y al salir el encargado del concesionario se desfogaba conmigo contándome como habían averiado sus coches. Así estuvimos intercambiando algunas anécdotas sobre como los clientes no leen los manuales, no hacen caso a las instrucciones que les damos y que los hombres son especialmente animales de costumbres y que hay gente que aprende a hacer algo a los 20 años y ya no quiere cambiar más. Y me contó una aventura con un cliente, que no puedo evitar reproducirla aquí. Además, el cliente del concesionario es padre de dos clientes míos con los que tengo buena amistad y confirmé con ellos (de hecho me dieron más detalles y más jugosos todavía) la veracidad de la historia; por cierto al final le pedí permiso para publicarlo en el blog.
A lo que íbamos, nuestro conductor que es de la quinta del Julio Iglesias que cantaba “La vida sigue igual” decide hace cuatro años comprarse un utilitario nuevo, acude a varios concesionario y al final compra un coche de gama media. Era su primer coche nuevo, hasta entonces solo había tenido coches de segunda mano; te todas maneras me cuentan sus hijos que nunca fue un gran conducto y que incluso no le gustaba conducir mucho. El coche lo usa con moderación, en estos cuatro años solo ha llegado a hacer los kilómetros necesarios para la primera revisión (4.000 km). Pero el coche lo cuida con pasión, le ha hecho en el chalet un pequeño garaje para guardarlo, lo tapa con una manta, le revisa siempre los niveles de aceita, agua… para que le dure muchos años.
Hace un par de semanas el coche comienza a hacer unos ruidos extraños y le da problemas cuando trata de cambiar de marcha. Los hijos le dices que será que tiene la caja de cambios agarrotada por falta de uso. Nuestro conductor lleva el coche entonces al concesionario, y allí se pasan un par de días buscando la avería y no encuentran nada. Al final el padre del dueño del concesionario (que estaba jubilado y era de la misma quinta que nuestro conductor) que a veces se pasaba por allí para ver como iba el tema, encuentra el origen de la avería, en la caja de cambios del coche había ácido que estaba corroyendo los engrañajes… pero no sabían como había llegado el ácido a la caja de cambios. Revisan el coche, miran y miran pero no encuentran la fuente del ácido. Al final llaman al conductor y le preguntan sobre sus hábitos de conducción y de mantenimiento del coche y al final se enteran de como había llegado el ácido a la caja de cambios: nuestro conductor cada 15 días rellenaba la bateria del coche con agua destilada, para que no se secara. Como la bateria era (como casi todas las fabricadas en los úlitmos años) de “sin mantenimiento” pues al final desbordaba el agua (con el ácido de la bateria) y se filtraba hacia la caja de cambios que estaba debajo de la bateria. Desmontan la caja de cambios, le cambian un engranaje corrompido por el ácido y al final consiguen reparar el coche. Hasta aquí la historia del mecánico, pero cuando pregunto a los hijos, la cosa se pone todavía más interesante…
Los hijos me confirman la historia pero me comentan un par de detalles, la costumbre de ponerle agua a la bateria la tenía ya con los coches de los hijos y habían tenido bastantes discusiones en casa por ese motivo, de hecho la hija fue con el padre dos veces al concesionario donde había comprado su coche para que le explicaran al padre que la bateria de su coche no necesitaba agua y que el aceite se cambiaba cada 10.000 km y no cada 2.500 km. Pero ni por esas cuando se descuidaba allí estaba su padre tratando de añadirle agua a una bateria seca.
Y me dicen que ahora están esperando que el coche explote, porque la reacción de su padre ante el problema con la caja de cambios ha sido increible, ha confeccionado una especie de saco con plástico y trapos, ha desmontado la bateria, la ha envuelto en este saco y la ha vuelto a poner en el coche, así cuando le ponga agua a la bateria si vuelve a perder ácido quedará dentro de la protección que ha instalado y no llegará a ningún otro órgano del coche. De nada les ha valido tratar de explicarle que el ácido se comerá los trapos y el plástico, y lo que es más grave que puede corromper la bateria por fuera y provocar un escape de ácido más grande. Y no ha valido de nada que el mecánico le dijera varias veces que su bateria no necesitaba agua, qué va a saber el mecánico…
Así que esto me da una alegría, gente que necesita sonotones los hay en todos los negocios que tratan con clientes…
3 Comentarios
Comentarios Cerrados
Pues que vaya con cuidado con la batería, que si le produce un exceso de hidrógeno aquello puede hacer una explosión bien bonita. Además al estar el gas confinado dentro de la “bolsa” el pedo puede ser antológico.
Saludos
Dicen que en todas partes cuecen habas. Recuerdo hace unos años una “discusión” en Barrapunto sobre el tema de porqué los informáticos siempre tenemos que recibir preguntas continuas de “qué le pasa a mi ordenador?”, “a ver si te pasas a mirarlo porque me va lento”, “vente a instalarme Windows, que yo no sé”, etc. Realmente era un poco de desahogo y queja de que siempre tuviésemos que andar atendiendo preguntas y consultas.
Por suerte, la cosa se volvió interesante cuando gente de otros sectores explicó que no solo nos pasa a nosotros, que pasa en todos los sectores profesionales: a los fontaneros les preguntan sobre atascos y problemas con los grifos, a los mecánicos sobre mantenimiento, averías y “ruiditos”, a los banqueros sobre hipotecas, a los médicos sobre efermedades y medicamentos, etc, etc.
Es que a veces no vemos más allá de los ordenadores (lo digo por mí, a mí me ocurre), pero la informática es un sector más y los problemas, aunque nuevos para este mercado, son los típicos del resto de sectores.
Respecto a este hombre, según dicen, hay personas que con la edad se vuelven más testarudas y se piensan que tienen toda la razón, y por más que les digas, las cosas son como dicen ellos y punto. Conozco algún otro que, no ha llegado a esos extremos, pero lleva camino de acabar así…
un buen informático siempre encuentra la solución a los problemas de los clientes. En este caso la solución está clara, el hombre este lo que necesita es una batería con mantenimiento. A ver si sus hijos le pueden encontrar una y problema solucionado.