Anteayer tuve un diálogo de besugos con un cliente, que me hizo llenarme de satisfacción ya que no sabía que montábamos PCs inteligentes. Resulta que se pasa un cliente y comienza la conversación preguntándonos por la duración de la garantía de nuestros equipos, nos dice cuando lo había comprado y comprobamos que estaba todavía en garantía el ordenador, entonces nos comenta:
– Pues tienes que repararme el ordenador
– ¿Qué le pasa, no arranca, se para, algún programa no se carga?
– No, no, se pone en marcha, todo va bien, pero hace cosas raras
– Qué cosas
– Pues hace cosas como si la hiciera solo
– ¿Cómo…?
– Por ejemplo, el antivirus que vosotros me instalastéis, el Norton, ya no está ahora él lo ha cambiado y ha puesto el Panda?
– ¿El, quién alguien más que usa el ordenador?
– No, el ordenador, él solo ha cambiado el antivirus, y el programa para escribir yo no está el Openoffice, ahora está el Word, y hay iconos nuevos en la pantalla, que yo no he instalado…
– Perdona, el ordenador lo usa otra persona además de ti?
– No, lo usó yo solo, por eso te digo que el ordenador está raro, ¿te lo puedo traer?
– Si, pero esos síntomas no entran en lo que cubre la garantía de todas maneras le echaremos un vistazo.
Y aquí estoy esperando a ver si tengo el primero ordenador inteligente o bien si el Windows de nuestro cliente ha mutado y es capaz de borrar el Openoffice y traerse al amigo Word o tal vez al cliente le paso como a aquel paciente de House que hacia el amor por la noche y luego no se acordaba por la mañana. Claro que tal vez haya habido una transferencia y el ordenador a través del Usb se ha chupado la del cliente…