Así no va a despegar el comercio electrónico nunca.

Hace un par de meses ya comenté una sentencia sobre los problemas de las tiendas por Internet para cobrar con tarjetas de crédito. Ahora también leo en Error500.net veo una noticia parecida, una tienda de comercio electrónico que ha sido engañada por parte de uno de sus clientes. Este cliente se ha dedicado ha realizar compras por medio de tarjetas de crédito o bien robadas o bien falsificadas, y ahora los titulares reales de las tarjetas reclaman la devolución del importe de las compras.

Cuando un comercio contrata un datáfono (un TPV) en el mundo real, si lee detenidamente el contrato la entidad financiera le obliga a mantener copias de las boletas (recibos) firmadas por los clientes; esto es así porque el cliente tiene un año para alegar que él no ha realizado la compra. En esos casos la entidad financiera solicita al comercio copia de la boleta y se coteja la firma que aparece en ella con la firma del cliente. En el contrato de un TPV virtual (una pasarela de pagos en Internet) también figura la misma claúsula, de hecho es muy comín que en esos contratos se oblige a tener retenida (bloqueada) una cantidad fija del importe obtenido por las ventas del TPV virtual o bien no se puede disponer libremente del dinero ingresado por el TPV virtual hasta que no haya pasado un plazo que suele se de un mes o dos.

El problema es que en un TPV virtual no hay copia de la firma de la boleta de compra, y si un cliente dice que él no compró el artículo, el comercio de Internet no tiene manera de demostrar que si lo ha comprado. Y aquí empiezan los problemas como los del compañero de asixinformatica.

Pero es que nadie quiere ayudar a resolver el problema. A mí se me ocurren a botepronto un par de ideas, por ejemplo la pasarela de pago podría comprobar que la dirección de entrega de la mercancia coincide con la dirección del titular de la tarjeta (es difícil que te roben la tarjeta y el ladrón quiera que la televisión que ha comprado con tu tarjeta la envíe a tu casa…) o bien obligar a que el titular de la tarjeta teclee un número pin de seguridad en cada compra y se compruebe su validez. El problema entonces es que la prueba de la carga queda del lado de la entidad financiera, y eso es algo que no les va a gustar, aunque solo sea porque es algo nuevo y les cuesta innovar. Pero sin embargo las grandes tiendas parece que no tienen estos problemas, me queda la duda de si es porque las entidades financieras son más compresivas con ellas, o que pueden pagarse abogados para evitar que les rechacen sus ventas, o bien usan sistemas alternativos de comprobación de seguridad en las ventas con tarjetas.

Así que de momento nos queda esperar dos posibles soluciones, o bien alguien diseña e implanta un sistema de compras seguro y fácil de usar o bien alguna entidad financiera se comprometa más a apoyar a los comercios pequeños y medianos (si el Santander no estuviese metido en otras guerras, sería la entidad financiera prototipo para esta acción) y que el resto de entidades siguiesen detrás… pero de momento a los pequeños que les den.

Así que nosotros (que si no pasa nada el mes que viene sacamos versión definitiva de la tienda por Internet) de momento solo admitiremos como forma de pago la transferencia bancaria, visto lo visto con las tarjetas.