Este verano he subido a varios vehículos nuevos que algunos de mis amigos acababan de adquirir. Uno de ellos era de gama alta. Sentado allí solo parecía que estaba en un automóvil porque veía un volante… por lo demás creo que tenía más pantallas que en mi escritorio.
Pero los otros modelos en los que subí que eran de gama media no le iban a la zaga. Solo se veían pantallas y colorines en el frontal del coche. Mientras iba de copiloto pensaba que aquello debía ser un problema de seguridad por varios motivos:
- No tenía sensación de ir conduciendo: me explico, parecía que estaba jugando con un simulador de coches. No tenía conciencia de peligro
- Costaba mantener la concentración. En uno de los viajes mi amigo no paró de cancelar mensajes o de contestarlos: clientes, hijos, otros amigos, proveedores… todos iban apareciendo en la pantalla sin descanso. Y cada vez los ojos se van a las pantallas y no miran la carretera
- Algunas funciones del vehículo simples y necesarias están muy escondidas: por ejemplo activar los limpiaparabrisas, fue algo ridículo ver lo complicado que era ponerlos en marcha. Claro, se supone que se ponen en marcha cuando llueve… pero hay veces que no lo hacen y en otras ocasiones no llueve, pero los cristales están sucios y es necesario activarlos.
- Tienes que estar aprendiendo continuamente: el interfaz se modifica conforme el fabricante lo actualiza o si usar la conexión con tu teléfono móvil cambia cuando Apple o Google cambian sus aplicaciones.
Hoy leo que alguien ha realizado una prueba empírica muy simple para comparar la diferencia entres usar un coche con botones físicos y otro con pantallas táctiles. Podéis leerlo en Vibilagare. Prepararon una batería de acciones con los mandos del vehículo y compararon el tiempo que se tardaba en hacerlo con un coche antiguo y con varios modernos. El automóvil con botones físicos siempre superó a los de pantallas. Así que el punto tres de mis reflexiones anteriores aparece confirmado. No es difícil de entender. La memoria muscular funciona mejor con elementos físicos en tres dimensiones y que tienen respuestas claras a nuestras acciones. Yo tengo un coche antiguo. Y no necesito apartar la vista de la carretera para casi nada. Mi mano va al botón o palanca que necesito manipular en cada caso. Siempre están en el mismo sitio. Y si pasa algo lo noto por la respuesta que transmite a mi mano. Pero eso en una pantalla no es tan fácil de simular.
Y ahora vamos al título de la entrada. Digo que los diseñadores de interfaces de pantallas de los vehículos modernos no saben de física. Si nuestro brillante interfaz hace que el conductor aparte la vista de la carretera durante un segundo mientras viaja a 80 kilómetro por hora, recorrerá 22 metros sin ver por donde transita. Mucha distancia en la que pueden pasar muchas cosas.
No me parece mal la introducción de pantallas en los coches. Les veo utilidad para presentar información. Pero creo que no mejoran, sino que empeoran a la hora de gestionar las instrucciones que el conductor debe dar al coche. Para ese menester los botones físicos siguen siendo superiores. Una de las tareas de un gestor de interfaces sería reconocer lo que es mejor para cada necesidad… y ahora mismo en el diseño de los salpicaderos de los coches modernos no se tiene en cuenta.
Y dejaremos para otro día las distracciones que pueden causar.
Un Comentario
Comentarios Cerrados
Sin contar que con tu mano en el aire, en cuanto pillas un bachecillo, la mano se mueve respecto a la pantalla y es muy difícil el “acertar” en el botón virtual. Si tienes una interface con muchos botoncitos, es un incordio y mayor pérdida de atención debido a falsos toques y tener que volver a la pantalla anteeior pera pulsar el botón correcto y corregir la orden.
No tiene entido y cuando prueben lasn interfaces que lo hagan con el coche en marcha por vías reales, no pistas de pruebas o circuitos, verás cómo suspendían en todas las pruebas.
Saludos tendero.