Yo tengo una teoría sobre el resultado de una comida fuera de casa. Reconozco, que en mi caso funciona, porque soy bastante goloso. Cuando vamos a comer fuera de casa, y luego nos preguntan que tal la comida, la mayoría de las veces, recordamos sobre todo que tal ha sido el postre.
Una comida excelente, con un mal postre, nos va a traer malos recuerdos. Una comida normal o incluso floja, pero con un buen postre y un buen café, nos va a traer buenos recuerdos. Una comida normal, pero con un mal postre, hará que no volvamos al restaurante. Yo creo que es porque nuestra memoria recuerda siempre lo último que hacemos.
En la tienda cada vez, es más difícil ofrecer un buen postre. Hace años, cuando este negocio tenía mejores márgenes, podíamos tener detalles finales con los clientes. Yo recuerdo, cuando le llevabas unos altavoces 2.1 o 5.1 en lugar de los 2.0, o cuando le subías la memoria RAM. O sobre todo, cuando podías estar un buen rato con el cliente configurando el acceso a Internet, explicándole las principales novedades de su ordenador. O le regalabas un par de juegos.
Ahora podemo instalar un pack de software libre. Que lo hacemos. Pero nos da miedo. Instalas algunos programas para hacer las tareas más normales con el PC y lo que sucede es que el cliente luego no para de volver a la tienda (o peor, te llama por teléfono) porque no sabe como se graba con esa cosa que es como el Nero, pero no es el Nero. O como se escribe una carta con eso que parece el Word, pero que su primo le ha dicho que no es el Word. Y parte del problema, es que el cliente no sabe lo que ganamos con una venta. El ve que se ha gastado 700 Euros y espera una atención de 700 Euros. Pero resulta que nuestro margen con esa venta con suerte es de 40 Euros… y si estamos con él solo una hora resolviendo dudas… pues perdemos dinero.
Así que de vez en cuando, se agradecen los golpes de suerte. Esta semana pasada hemos tenido unos cuantos con portátiles. Pasamos presupuestos, el cliente los acepta y cuando viene a encargar el portátil, vemos con alegría, que el fabricante ofrece algunos packs de promoción. En un caso el cliente se ha llevado la bolsa (pero una señora bolsa) el ratón y la garantía ampliada a tres años, por el mismo precio. En otro caso una impresora, en otro caso doblar la memoría ram.
8 Comentarios
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Así da gusto… Pero la analogía la he cogido por los pelos, porque yo normalmente no tomo postre cuando salgo a comer fuera de casa, soy muy poco goloso… y a mí, si la comida ha sido buena, el postre me importa nada y menos 😉
El problema que citas viene derivado de lo que podíamos hacer en tu sector y en el mío en tiempos pasados, cuando una venta de material te dejaba un beneficio considerable y podías tener atenciones de todo tipo con el cliente… El cliente que tiene unos años se acostumbró a eso y piensa que todo sigue igual, el problema está en que a ti los costes se te han multiplicado varias veces y el precio de venta al público, sin embargo, sigue siendo casi el mismo.
El tema de que ahora haya promociones, tendrá algo que ver con la CRISIS?
O con lanzamientos de nuevos equipos?
Chamaruco:
Ya no son los clientes veteranos. Son clientes jóvenes, que se compran un portátil de 800 Euros y eso para ellos es mucho dinero y esperan que te portes bien con ellos.
Ruisan:
Puede ser, en este caso ha sido suerte. Lo de las promociones a veces es divertido. A principios del verano, un par de marcas de portátiles, sacaron unas ofertas brutales. Mejores precios que cualquier gran superficie, pero solo durante tres días. Vendimos unos cuantos equipos a esos precios. Tuvo unos clientes que entraron juntos a pedir presupuesto, uno nos pidió el portátil ese mismo día y se aprovechó de las rebajas. Los otros se fueron al Mediamarkt a comparar… volvieron el lunes y las promociones ya habían desaparecido… estas cosas hay que pillarlas.
Yo tampoco estoy de acuerdo en la analogía del postre. Para mi es lo menos importante
Son los pequeños detalles los que te hacen ser más fiel o menos a una tienda…
Durante mucho tiempo estuve comprando en Alternate, en Madrid, porque cuando me pasé recomendado por un amigo me encontré a un chaval al que conocía del barrio trabajando allí…
El chaval se portó muy bien, y al llevarme el equipo para montar en casa tuvo algún detalle que me gustó…
Luego, cuando volvía a por alguna otra cosa si podía me hacía algún descuento o algún pequeño regalo.
Pero luego, con el paso del tiempo el chaval dejó la tienda y el trato cambió… y con las mismas, me decidí a cambiar de tienda donde comprar.
Parece una tontería, pero a todos nos gusta ir a donde nos sentimos bien tratados y considerados…
vuelvo a tener problemas para entrar. esta mañana no me dejaba entrar a estos comentarios y ahora no me deja a los comentarios de “me gusta como suena la calle” que por cierto a mi el post me acaba en “me gusta el ruido de los coches para”.
¿Acaba en el “para”?.VEnga un saludo tendero
el post me acaba en “me preocupo por oir a los vehiculos a motor, para” tal cual.