Sigo leyendo obras de Norman Spinrad otra vez. En esta ocasión he leído Mundo Intermedio.
Se trata de una obra escrita a finales de los años 70. Es interesante este dato porque nos permite comprobar dos cosas: la anticipación tecnologíca de Spinrad no es tan buena como la anticipación antropológica… Vamos a ver si lo explico. Aviso que destaparé algo de la trama.
La novela está situada en un futuro en que el hombre ha colonizado los sistemas cercanos a la tierra que tienen planetas que pueden soportar nuestra vida. Hay naves espaciales rápidas, pero no pueden sobrepasar la velocidad de la luz. Sin embargo gracias a los taquiones (aquí otra obra con los taquiones de un años después, está claro que estaba en el aire esa idea) se comunican de forma casi instantánea entre ellos. El protagonista de la novela es un planeta idílico hasta en el nombre: Pacífica. Allí se ha conseguido una sociedad que parece una gran utopía real.
Y entonces llegan al planeta dos naves representantes de los dos movimientos que tratan de convertir a los hombres a sus ideas: los científicos transcendentes y las femocratas. Los primeros defienden una sociedad donde los científicos lo controlan todo. Son los más adelantados desde el punto de vista tecnológico de la raza humana y su idea es transcender a un plano superior y crear una nueva raza. Las femocratas son mujeres que ostentan todo el poder en sus sociedades, donde los hombres solo se toleran como esclavos para colaborar en la fecundación.
Pacífica es un planeta que usa la red de datos para gestionar una democracia con parte parlamentaria y otra con parte de intervención directa de sus habitantes en la gestión política. Además son los mayores expertos en la gestión de contenido para la red de datos.
La novela cuenta la lucha entre los científicos transcendentes y las femocratas para convertir a Pacífica a su credo. Pero frente a ellos los habitantes de este mundo del Eden no están dispuestos a ser convertidos. Bueno… los habitantes no, algunos de sus dirigentes. Es curioso como la novela defiende la idea de la democracia… pero si ésta consigue mantenerse es por la determinación individual de algunos habitantes del planeta frente a la opinión de sus conciudadanos que quieren ser o femocratas o transcendentes.
El libro se lee bien. Tiene algunas páginas que aportan poco a la historia, pero no es muy larga. El argumento es claro y el final se anticipa mucho. En la descripción de la red de datos Spinrad se queda muy antiguo para lo que vendría después de los ochenta. Sin embargo, en la parte de guerra social no va muy desencaminado a lo que pasa hoy en día.
La idea de partida era buena, pero creo que está un poco malograda. Tanto las femocratas como los científicos transcendentes están descritos con mucha brocha gorda y son más marionetas que personajes reales. Algo así sucede también con los pacificanos. Si de algo adolece la novela es de poca profundidad en los personajes.
Y luego el final es muy feliz… pero bueno hay que dejar buen sabor de boca. A pesar de no ser un libro redondo es recomendable su lectura.