El otro día estuve recibiendo formación de un nuevo gadget que nos van a instalar en la Oficina de mi empresa de por las mañanas. Mientras me iban explicando cómo se usaba recordé el chiste del título. Era una frase que por cierto aplicábamos en mi anterior empresa de por las mañanas a la ocurrencias de uno de nuestros jefes: para él todo el mundo estaba siempre equivocado. Solo él sabía cómo debían hacerse las cosas.
En el caso que nos ocupa el gadget tenía un grave problema de usabilidad. Sin embargo, era mucho más sencillo echarle la cupal a “todos los empleados” que en el primer mes de uso se equivocaban como mínimo una vez a la semana. Menos mal que los del SAT ya lo saben y cuando los llaman enseguida explican como hay que hacerlo bien.
Cuando le dije que el problema lo tenían ellos y no los teníamos los empleados, se quedó mirándome con una cara de malos amigos. Y cuando le pregunté si sus productos pasaban pruebas de usabilidad… pues no me pegó de milagro.
Vamos a explicar el asunto para que podáis decidir. El gadget en cuestión es un sistema de gestión de accesos y de control de puertas. Cuando se cierra la Oficina se pone en modo sin gente. Eso significa que se bloquean todas las puertas y no se puede acceder a ninguna dependencia de la Oficina. Por las mañanas cuando se accede a la Oficina se abre la puerta principal de forma normal. Después hay que ir hasta el gadget nuevo. Este tiene seis botones. Uno que está escondido en un lateral que pone “On/Off” y luego cinco que están en el frontal. De estos cinco uno es más grande y pone “Menú”. Cuando llegas al gadget la pantalla está encendida y funcionando. Pero las instrucciones son: pulsar el botón pequeño y lateral de encendido y después el de menú y escoger la acción a ejecutar ayudándose por los otro cuatro botones que son las cuatro flechas de dirección. Pero el instalador nos decía que todo el mundo se equivoca y pulsan primero el botón de Menú, sin pulsar antes el de encendido. Entonces se entra en el modo de programación interna y el sistema solicita una clave de acceso. Si no se resetea a distancia o se pone una clave de acceso no se puede salir de ese modo. Nos recalcó varias veces que no nos equivocáramos.
Una vez más un ejemplo de cliente cautivo. Nosotros no podemos escoger el gadget; viene comprado de central. Y los desarrolladores no tienen ningún interés en hacerlo sencillo de usar. Total la decisión de compra no depende de ello. Yo le pregunté al técnico cuantas veces hacía falta entrar al modo de programación interna del gadget una vez instalado. La respuesta fue que casi nunca. Sin embargo, acceder al menú es necesario varias veces al día… todos los dáis. Pues entonces que me explicase porque era más complicad entrar al menú del usuario que entrar el menú técnico interno.
Pero es una guerra perdida. La usabilidad no vende y no se tiene en cuenta. Una lástima que estas cosas no se midan en las grandes empresas. La de horas que se podrían ahorrar. Pero yo mismo me contesto: esas horas no se ven arriba y no se contabilizan en ningún sitio.
2 Comentarios
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A veces uno duda si se han saltado las pruebas de usabilidad, o si han hecho todas las pruebas pertinentes y han escogido la forma mas difícil a propósito. XD
Jim: simplemente los clientes que compraban no eran los que lo usaban en este caso… y eso se nota mucho