Hoy me ha salido un título con dobles referencias. Primer a una novela de Graham Greene y luego a una famosa canción mejicana. Pero yo hoy no venía ni a hablar de espías (así y todo recomiendo la novela de Greene) ni de música. Yo como siempre quería hablar de máquinas y de personas.
La entrada de hoy la he rescatado de la lista de entradas pendientes. Pero el primer apunte sobre este tema lo tomé hace más de 5 años… rápido que es uno escribiendo. Como en otras ocasiones un hecho reciente es el que me ha hecho recordar.
Hace unos días estuve de vacaciones con la familia en Madrid. Mis hijos querían ir al Fnac a comprar libros uno y videojuegos el otro. Así que allí me fui con ellos. Y mientras ellos buscaban sus cosas descubrí una cafetería dentro del Fnac. Estaba en el Fnac de ParqueSur en Leganes por cierto y la cafetería era la Nero Coffee Show. Como me estaba cayendo de sueño pensé que un café me sentaría bien. Así que entré. Y empecé a mirar la lista de cafés y vi cosas que me llamaron la atención. Al final decidí pedir un capuccino helado.
Me quedé apoyado en la barra y miré como lo preparaban. Si puedo ver como alguien cocina o prepara algo en la barra me gusta mirar. Uno es curioso y siempre se aprende viendo trabajar a los profesionales. Y algo tan simple como preparar un capuccino me impresionó. Acabé con una copa enorme llena de algo que sabía maravillosamente bien.
En ese momento entró mi esposa. Ella es más aficionada al café que yo. Le enseñé mi capuccino helado y se quedó admirada. Así que se pidió un café. Pero ella es mucho mas ortodoxa que yo para el tema. Pidió un simple café con leche. Le dijo al camarero que a ver si podía hacer algo especial con un simple café con leche. Y el camarero aceptó el desafío y preparó un café con leche que parecía ambrosia y que además era una preciosidad desde el punto de vista artístico.
Y entonces aparecieron mis hijos que terminaron pidiendo sendos batidos. Mi hijo comentó que con la cafetera tan profesional, la batidora, el café y el resto de herramientas (la parte posterior de la barra parecía más un laboratorio que un bar) era fácil hacer cafés y batidos así.
Y fue cuando me acordé de esta entrada perdida en la libreta de pendientes.
Le expliqué a mi hijo que no importa la máquina; lo que importa es la persona que la maneja. Le dije que estaba seguro que ese camarero con la cafetera que tengo yo en casa sería capaz de hacer un café el doble de bueno que el que yo hago. Porque el camarero era un profesional del café y un profesional no depende de su herramienta sino de él mismo. Y esto es algo que muchas veces perdemos de vista.
Vemos una fotografía y pensamos: “Con esa cámara también haría yo buenas fotos”. Pues os digo que no. Yo tengo amigos que cambian cada año de cámara, se compran cada año una más cara, con mas pixeles, mejores objetivos… y sus fotos siguen siendo igual de malas.
No sé si los profesionales del Nero Coffee Show harían un café igual de bueno con mi cafetera, pero estoy casi seguro que sí. Además la historia que os quería contar hace cinco años iba de cafés, por eso el café (bueno, cafés en plural porque mientras estuvimos en Madrid repetimos) de Nero me lo recordó.
Así que rescató la historia de la libreta.
En mi antigua empresa de por las mañanas teníamos varios edificios de Servicios Centrales repartidos por la ciudad. Pongamos tres grandes. En cada uno de ellos había una cafetería para que los empleado pudiesen desayunar, comer y tomar algo sin salir del edificio.
A mi me trasladaron al edifico más viejo. Allí había una cafetería muy vieja con un equipamiento que parecía más propio de un museo que de un bar. Y la empresa que gestionaba las cafeterías contrató a un camarero nuevo. Y llegó un camarero italiano que hacía un café exquisito. La fama del camarero italiano se corrió por la empresa. En ocasiones cuando teníamos reuniones con compañeros de otros edificios nos pedían que buscásemos nosotros sala para tener excusa y venir a tomar el café en nuestro bar.
Al final hubo compañeros de otros edificios que se quejaron de la diferente calidad del café. La empres que tenía la concesión explicó que el café era el mismo para los tres bares. Incluso los camareros de los otros bares se picaron y explicaban que la cafetera que tenía el italiano era muy antigua, era analógica y permitía hacer mejor café. Y eso nos quedamos.
Pero tuvimos la suerte de que hubo un par de jubilaciones entre los camareros. Y el camarero italiano acabó en otro bar con una cafetera moderna y digital… y por supuesto con esa cafetera sus cafés seguían siendo igual de buenos que con la vieja analógica. Y el que manejaba ahora la vieja analógica seguía haciendo cafés normales.
Y volvieron a trasladar al camarero italiano al tercer bar… y los cafés seguían estando igual de buenos.
La moraleja es clara. Como le decía yo a mi hijo un buen profesional lo demuestra con cualquier máquina. Por supuesto que con mejor equipamiento hará mejores cosas, pero para hacer una tarea excelente el factor humano sigue siendo el rey.
Así que si pensáis que os salen malas fotos, vuestros vídeos no son maravillosos, el cocido no sabe como el de vuestra madre, no hacéis los mismos tiempos corriendo que vuestros amigos… no le echéis la culpa a las cámaras, ni a las cocinas, ni a las zapatillas, ni a las bicicletas… buscar la solución en el humano primero.
8 Comentarios
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[…] El factor humano sigue siendo el Rey […]
Esto lo se desde hace cincuenta años cuando en el colegio con el mismo lapiz habia quien hacia una letra preciosa y otro ni se le entendia lo que escribia.
Con las fotos y los móviles pasa lo mismo. El iPhone suele tener fama de sacar excelentes fotos, pero todos mis conocidos que lo tienen no pasan de la foto oscurecida, desenfocada y a veces hasta “quemada”. Yo que no soy ninguna lumbrera fotográfica, con mi humilde chino de gama alta de 2014 (Oppo Find 7S, sensor Sony de 13 mpix), saco mejores fotos simplemente porque me preocupo por enfocar, tirar de HDR cuando es necesario, etc. Ya no es sólo tener los conocimientos/habilidades para hacer un buen trabajo, sino ponerle también el interés necesario.
Ay, la fotografía, desde que sacaron el “autofocus”, ya todo el mundo se convirtió en experto fotógrafo, o eso se creen ellos.
El interés es el primera paso para conseguir los conocimientos…
Y así es, algunos con toda clase de medios no son capaces de hacer nada y otros con dos tonterías hacen milagros.
Me recuerda a un concurso GAMER que salio el típico guru esponsorizado con un mega ratón gamer y al rato, se le rompió/no funcionaba, sin inmutarse se saco uno normalito … evidentemente gano.
Realmente la profesionalización se hace con los años, últimamente me estoy dando cuento que resuelvo los problemas de forma fácil como ese señor que venia a reparar la lavadora cuando era pequeñito y yo miraba extasiado como desmontada toda la maquina fácilmente, sacaba tornillos de recónditos lugares y la volvía a montar como si no hubiera pasado nada.
Me estoy haciendo mayor, mi ultima lavadora duro casi 12 años y reemplace los cojinetes y escobillas.
Querido amigo!! Soy Juanma, el barista que te puso los cafes en fnac café by Nero Coffee Show parquesur. Realmente fue muy emocionante leer tu nota, Tanto esfuerzo y sacrificio para llegar a lo poco que somos que estas palabras me hacen sentir que todo valió la pena. Te agradezco por transmitir esto, es una preciosa caricia entre tantos puñales que da la vida emprendedora. Mil gracias amigo!! cuando esten por Madrid nuevamente, recuerdame que has escrito esto porque asi pasen mil años son de esos gestos que no se olvidan. Gracias!!