El cuñado era mejor que el primo

Una de las figuras familiares clásicas españoles es el cuñado: ese familiar que no es realmente de la familia (no en vano es familia política, que acertada la definición) y que sabe de todo. Los que nos dedicamos al negocio de tratar de vender y reparar equipos informáticos, llevamos muchos años tropezándonos con el cuñado.

Pero además de la familia política, esta la familia de segundo grado: vamos los primos. Y estos también son expertos en dar consejos tecnológicos.

Hace unos días, vino un cliente a la tienda. Nos había comprado a lo largo de los últimos meses, media docena de PCs para su empresa (vamos un PC al mes más o menos). Venía a pedirnos presupuesto para un sistema de copias de seguridad. Mientras yo le iba haciendo preguntas para ver que solución podía ser la mejor para su empresa y luego iba imprimiéndole varios presupuestos, me dice: “No le he preguntado a mi cuñado, porque está de viaje, y no quiero molestarlo, pero al final me va a enviar a vosotros, así que me ahorro un paso”.

Cuando terminé de presupuestarle sistemas para hacer copias de seguridad (en este caso, como en otros muchos, o un buen NAS, o un PC que haga de servidor de ficheros, son nuestras opciones principales para empresas), el cliente me preguntó si podía modernizar un par de PCs. Me enseña una factura de una gran superficie, con dos PCs de gama alta, comprados hacía más o menos un año. El cliente me comenta, que a pesar de ser el gerente, él y su socio, parecen ahora los parias de la oficina. Me dice que los PCs que montamos fuera para sus empleados van mucho más rápidos que los suyos y que además resultaron más baratos de compra; y comenta también que tenía que haberle pedido consejo antes a su cuñado. Le presupuesto un par de cambios, para mejorar la velocidad de los PCs de los gerentes, pero me quedé intrigado por los comentarios sobre el cuñado. Al cliente lo conocía porque era del pueblo, pero no lo relacionaba con nuestra tienda. Así que en cuento volvió mi socio de hacer una reparación, le pregunté.

Mi socio, me dijo que no me sonaba el cliente en la tienda, porque a la tienda venían su cuñado y su otro socio. Me dice: “Al cuñado si que lo tienes que conocer, un cliente que vino hará unos seis meses y te sometió a un tercer grado”. Yo todavía no me acordaba y mi socio empezó a refrescarme la memoria: “Esta casado con la hermana del dueño de la empresa que nos ha comprado esos PCs y tenía un acento andaluz muy fuerte, porque vive aquí solo desde que se casó hace un año, pero era de Sevilla”.

Y entonces me acordé. Fue un cliente que como decía mi socio, nos sometió a un tercer grado, preguntándonos sobre hardware y software. Y lo bueno, es que sus preguntas eran atinadas y tenía muy claro lo que quería. Vino con otro cliente y estaban buscando un PC para diseño gráfico y otro para conectar a una máquina herramienta. Que por cierto les vendimos. Ahora se dedicaba al diseño, pero estuvo trabajando antes en una empresa de hardware y conocía muy bien este mundo. Así que su cuñado le pidió consejo y se lo dio. Le dijo que se pasará por la tienda, y le dio una lista de cosas que nos tenía que pedir. Con eso montamos un primer PC y luego vinieron cinco más.

Cuando el cliente volvió a encargarnos el sistema de copias de seguridad, nos comentó, que quien le aconsejaba antes en informática era su primo. Pero que viendo la diferencia de rendimiento entre los dos PCs de marca de la gran superficie que tenían en los despachos y los PCs de fuera que le habían aconsejado su cuñado… lo tenía claro, el cuñado era mejor que el primo.

Por cierto, las diferencias en los equipos eran sencillas. Nuestros PCs llevaban un i7, Ram a 1.866 MHz. y un disco SSD de alta velocidad, la gráfica integrada en placa y con un Windows instalado limpio. Los PCs de la gran superficie llevaban un i5 (de dos generaciones anteriores a los i7, con discos duros mecánicos, un Windows lleno de software inútil y eso sí, una preciosa tarjeta gráfica con 4 gigas de RAM, que no servía para nada en un PC que solo debía dedicarse a la ofimática.